sábado, 20 de octubre de 2007

Este Tratado tampoco sirve

Habrán leído o visto en televisión el gran alborozo y despliegue de fanfarrias porque ¡por fin! se firma el Tratado constitucional de la Unión Europea (aunque creo que con otro nombre). Resueltos los molestos inconvenientes planteados por la negativa de los ciudadanos franceses y holandeses a ratificar el anterior Tratado en sendos referendos, tal parece que, a partir de ahora, se resolverán todos los problemas de la Unión Europea.

Pero mucho me temo que no sea así. Para empezar, como en la UE todo hay que hacerlo por unanimidad, se le han hecho concesiones al Reino Unido (para variar), y, además, a Polonia. O sea que Unión Europea tal vez, pero menos, para que vamos a engañarnos.
Varias organizaciones ciudadanas de ámbito europeo o nacional ya han manifestado su desacuerdo, su oposición a ese nuevo documento, porque se mantienen las razones que hubo para oponerse al anterior Tratado.
También para hacer boca, les revelaré que el nuevo Tratado se ha cocido entre unos poquitos. ¿Y el Parlamento Europeo? Bien, gracias, pero no le han dejad decir ni mu.
En algo que afecta a casi quinientos millones de ciudadanos, apenas han metido la cuchara unos pocos centenares de personas. Por supuesto, políticos profesionales y sobre todo altos funcionarios. No diré que tuviéramos que haber participado directamente los cientos de millones de habitantes de la UE, pero ni siquiera los parlamentos nacionales (formados por nuestros representantes políticos, ésos a los que mantenemos o no en el puesto con nuestro voto) han podido decir ni esta boca es mía en la redacción del nuevo tratado. A los parlamentos nacionales sólo se les permite que ahora (que está todo escrito y decidido), digan sí o no, pero sin poder debatir nada ni introducir el menor cambio en el texto propuesto. Y, por supuesto, nada de referendos para que los ciudadanos (que creo recordar vagamente que en democracia son los poseedores del poder político) digan si les parece bien o no el nuevo Tratado.
A continuación, y para seguir con la ilusión, el nuevo Tratado mantiene la confusión entre los poderes que gobiernan la Unión Europea. Y, por si fuera poco, el Parlamento Europeo queda en realidad reducido a algo parecido a aquella desleída institución propia de las monarquías, que se resistían a dejar de ser absolutas durante el siglo XIX, y creaban una especie de cámaras consultivas. Algo propio también de los regímenes autoritarios, por cierto.
¿Cómo me atreves a decir tal enormidad, rojo descastado, antieuropeísta?, tal vez vocifere alguien. Pues sencillamente, porque el flamante Parlamento Europeo continúa careciendo de capacidad legislativa y de control real del ejecutivo, que es lo que caracteriza a un parlamento que s precie y no de figuración. Dicho de otro modo, el Parlamento Europeo no puede aprobar leyes que obliguen a todos los que formamos la Unión Europea ni tampoco pueden derribar la Comisión, que es como el gobierno de la Unión. Algo que sí hacen o pueden hacer los parlamentos nacionales.
Además, para que nuestra desdicha de ciudadanos sea total, los parlamentos nacionales no pueden pronunciarse sobre los proyectos de Directivas, que son las directrices que elabora y aprueba la Comisión, y ésas sí que obligan. Con lo que nos encontramos que el órgano ejecutivo de la Unión (la dicha Comisión), en la práctica posee capacidad legislativa, además dela ejecutiva. Lo que se le niega al Parlamento. Algo que -insisto- encontramos en los sistemas no democráticos.
Además, el pretendido nuevo Tratado continúa en la línea de “mantenella y no enmendalla” al promover pura y simplemente esa política económica obligatoria que se conoce en nuestros días como neoliberalismo que, entre otras características, aparta cuanto puede al Estado de las decisiones de control económico, tan necesarias en muchos casos para bien de los intereses de la mayoría de los ciudadanos, únicos que interesan (o deberían interesar) en democracia. Además, el Banco Central Europeo (BCE), continúa escapando a cualquier control democrático.

En fin, que los dioses nos pillen bajo techado, porque esto puede ir a peor. Y no se desanimen, porque siempre podemos resistir, burlarnos de ellos, además de no creerlos ni considerarlos respetables ni honorables como quieren. Y tenemos Internet para que nuestra protesta se escuche. Amén.

jueves, 18 de octubre de 2007

Cobardes con uniforme

La Junta Militar birmana arrestó a cinco generales y a más de 400 soldados por negarse a disparar y golpear a los monjes budistas y a otros participantes en las protestas de las últimas semanas en Rangún, informó hace unos días el diario indonesio The Jakarta Post.
Los ‘milicos’ no agotan mi capacidad de sorpresa. Arrestan a 5 generales y a medio batallón por comportarse con decencia, por no actuar como unos miserables cobardes, que es la calificación que hubieran merecido de haber disparado contra ciudadanos inermes, indefensos.
Fíjense que en el ámbito militar menudean las llamadas al valor, al heroísmo, pero al fin y a la postre muchos militares profesionales suelen ser unos cobardes de tomo y lomo. ¿O no es cobardía de la peor ralea disparar, golpear, torturar a los ciudadanos que uno se comprometió a defender? Porque, ¿qué otra puñetera cosa es la patria, a la que muchos militares invocan sin cesar, más que el conjunto de sus ciudadanos?
Durante el siglo XX (Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile, Argentina…) pudimos averiguar y conocer en demasiadas ocasiones el cobarde espectáculo de ejércitos actuando contra su pueblo, disparando contra sus ciudadanos. Cómo hizo el nefasto Franco en España.
Los militares birmanos forman parte ya por meritos propios muy destacados del repugnante cuadro de honor de militares traidores a los ideales que proclaman, al pueblo que juraron defender.
Y la llamada comunidad internacional, los países democráticos desarrollados y ricos, ¿qué hacen ante las violaciones de derechos y crímenes de la dictadura militar birmana? Bien, gracias; la familia, también bien.

martes, 16 de octubre de 2007

Neofranquistas, mal que les pese

Jaime Mayor Oreja, un peso pesado del partido que preside Rajoy, que fue ministro del Interior en el gobierno de Aznar, se niega en redondo a condenar el franquismo.
En una entrevista publicada en La Voz de Galicia del 24 de octubre, Mayor Oreja respondió así a la pregunta de ¿por qué le cuesta tanto al Partido Popular condenar el franquismo? "Porque forma parte de la historia de España. ¿Cómo voy a condenar lo que, sin duda, representaba a un sector muy amplio de españoles?".
El periodista replicó que, por la misma regla, no habría que criticar el nazismo porque muchos alemanes lo apoyaron. "En la guerra hubo dos bandos y en el nazismo sólo uno", insiste Mayor. ¿Y en la dictadura?: "También hubo dos bandos, porque el franquismo fue consecuencia de una guerra civil en la que hubo dos bandos. No es lo mismo que el régimen nazi, donde había un solo verdugo".
Mayor no condena el franquismo "por muchas razones". "¿Por qué voy a condenar yo el franquismo –dice-, si hubo muchas familias que lo vivieron con normalidad y naturalidad? Algunos dicen que las persecuciones en los pueblos vascos fueron terribles. Era una situación de extraordinaria placidez. Dejemos las disquisiciones sobre el franquismo a los historiadores".
Para acabar de rematarlo, Acebes, secretario general del PP, no ha desautorizado a Mayor Oreja; al revés. "Lo que ha dicho Jaime Mayor es que este debate, que divide y enfrenta a los españoles, es un debate del pasado que incumbe a los historiadores".
Una de las capacidades de los seres humanos (los animales que son capaces de hablar; los monos no pueden) es que pueden hacer con las palabras lo que les dé la gana, aunque nada tengan que ver con acercarse a lo que es, a lo que hay, a la verdad. Eso es justamente lo que hacen Mayor Oreja y Acebes.
Yo no sé que opinan ustedes, pero, para este escribidor, tan lamentable noticia no hace otra cosa que confirmar algo de lo que estoy convencido desde hace años: los del PP son o no pueden evitar ser neofranquistas, si utilizamos el prefijo neo para describir un nuevo modo de entender el franquismo, adaptado a los tiempos actuales.
En algún lugar de mi ordenador, tengo una carpeta en la que he recogido durante los últimos años gestos, palabras, acciones y omisiones de gentes del PP que atufan a simpatía por el franquismo o actitudes y sentimientos parejos o análogos. Y hay un montón, se lo aseguro. Por eso siempre digo que no hay equidistancia entre lo que haga o diga el PP y el resto de partidos. Ellos son los sucesores de aquel dictador y de buena parte de su ideología, y merecen el trato de tales.
¿Qué es si no ese reciente envolverse en la bandera roja y gualda del señor Rajoy? Una sucia y torpe utilización del sentimiento nacional, tal como hizo el franquismo.
Un apunte sobre lo declarado por el señor Mayor Oreja. Eso de que en Alemania sólo había un verdugo, el nazismo, y en España durante la dictadura había dos bandos, es una falacia. En España durante la dictadura, había también un verdugo; un sistema represor que nada tenía que envidiar al nazi o fascista de Italia. Y había un pueblo empobrecido, dominado y adormecido o asustado, y una resistencia democrática reducida (respecto al total del pueblo) y ferozmente represaliada. Eso no son dos bandos. Son un verdugo y un pueblo derrotado.

lunes, 8 de octubre de 2007

Bush veta

El presidente estadounidense, George Bush, recientemente vetó una ley que ampliaba la asistencia médica gratuita a millones de niños de EEUU que no tienen seguro de salud. La ley no se aprobó por pelos, sino que fue votada por todos los demócratas y buena parte de los republicanos en el Congreso. Como es sabido, en EEUU el presidente tiene derecho de veto sobre leyes que aprueben el Congreso y el Senado.
La razón esgrimida por el señor Bush para vetar esa ley es que su aplicación (atención médico-sanitaria para todos los niños del país) “es demasiado costosa”. Por voluntad de Bush, no hay atención sanitaria infantil gratuita en EEUU. Sale cara, dice.

Veamos. La guerra de Afganistán, que desató Bush, le costó a EEUU 100.000 millones de dólares. La guerra de Irak, según informó el diario New York Times, le cuesta a la nación estadounidense 300 millones de dólares diarios. Es decir, 9.000 millones mensuales, 108.000 millones anuales. Llevan cuatro años de guerra, ergo, posiblemente el señor Bush se haya gastado ya unos 400.000 millones de dólares en su guerra.
Si recordamos que el presupuesto general del estado de España para 2008 es de casi 315.000 millones de euros (unos 440.000 millones de dólares), concluiremos fácilmente que el señor Bush se está puliendo en la guerra de Irak lo que un país como España (45 millones de habitantes, octava o novena potencia económica mundial) dedica a todos los gastos e inversiones del estado en un año.
No sé en este momento cuanto costaría anualmente que todos los niños y niñas de los EEUU tuvieran asistencia médica gratuita, pero seguro que mucho menos que la guerra de Irak, aparte de otras consideraciones éticas. Aunque, eso sí, de gastarse esa enormidad en los niños en lugar de hacerlo en gasto bélico, entonces no se forrarían las grandes empresas y corporaciones constructoras de aviones de combate, tanques, misiles, bombas de todo tipo y un considerable etcétera de la industria de la destrucción.
Tal vez quien esto lea se sienta desconcertado, incluso impotente ante una salvajada como la denunciada: privar de atención sanitaria a los niños más pobres para poder continuar manteniendo una guerra injusta, ilegítima y estúpida; estúpida porque logra lo contrario de lo que dicen pretender: acabar con el terrorismo de origen islamista.
Pero, a pesar de todo, siempre se puede hacer algo: tener las ideas claras y explicar en nuestro entorno lo que pasa de verdad. Con libertad y convicción. Y mantener también una actitud permanente de desprecio total hacia los sujetos responsables de tales canalladas. Como Bush. Eso, a plazo medio o largo, da resultados. Y, sobre todo, nos mantiene cerca de la verdad, es decir, de lo que hay, de lo que es, de lo que pasa en realidad, no de lo que nos quieren vender por vaya usted a saber qué oscuros e indecentes intereses.

sábado, 6 de octubre de 2007

El franquismo que no cesa

La familia Franco, los herederos del dictador se han lanzado a una batalla legal para defender sus “derechos constitucionales”, dicen. Como dicen en Andalucía, ¡manda cojones! o en Galicia ¡manda carallo! Resulta que los herederos del dictador son demócratas de toda la vida; lo han de ser si esgrimen que hay algo que se llama derechos constitucionales.
Esto viene a cuento de que la Xunta de Galicia (de talante digamos progresista o, por lo menos, no caciquil y conservador como la presidida durante décadas por Fraga Iribarne) quiere que el Pazo de Meirás (propiedad obtenida por el dictador en plena guerra civil) pueda ser visitada por los ciudadanos que lo deseen, como se visita la catedral de Santiago. Los Franco se oponen con ferocidad.

Esta sorprendente noticia (para mí lo es por semejante desfachatez) me sugiere algunas reflexiones. ¿Sería de recibo en Alemania que descendientes directos del dictador Hitler osaran pleitear por conservar una propiedad probablemente ilegítima? ¿O en Italia, nietos de Mussolini? Una nieta de Mussolini (Alessandra de nombre, creo) se metió en política y eso, en principio y en democracia, no se puede vetar, pero pretender conservar el botín de guerra contra viento y marea es de una cara dura cósmica.La segunda reflexión es que de aquellos polvos (una Transición mal llevada) vienen estos lodos.
En Alemania y en Italia, tras la segunda guerra mundial, se exigió una rendición de cuentas a los responsables de la construcción y mantenimiento de las respectivas dictaduras con todas sus salvajadas. No fue total ni perfecta, pero la hubo. En España no sólo no hubo nada de nada tras la muerte del dictador, sino que se permitió participar en la gestión de la Transición a algunos que fueron parte (como inductores o responsables) de la represión dictatorial de mano de hierro; como el citado Fraga, entusiasta ministro de Gobernación, como se llamaba antes a Interior. Y sé de lo que hablo, porque yo estaba allí.
Ahora, la desvergüenza de la familia Franco remacha un clavo más en el despropósito de mantener cierta cultura franquista. Ahí están también los ilustres obispos pretendiendo organizar un acto de masas contra la II República en la canonización o beatificación de una tacada de quinientos presuntos mártires, creo que para 2008 en el Vaticano.
He sido uno de los primeros en enfrentarme con la palabra a los crímenes cometidos durante la República por la debilidad de la misma o por la malevolencia de algunos de sus integrantes, pero de eso a pretender que todos los asesinados (y digo bien, asesinados) por ser católicos o sacerdotes sean mártires...
Aparte de que a este escribidor, ciertas categorías clasificatorias de la Iglesia Católica lo dejan indiferente. Lo que quiero decir es que me temo que lo que de verdad interesa a los epíscopos es ofrecer con gran fanfarria su sesgada, interesada y mal intencionada visión de la guerra civil y de la actuación de la República. Por cierto, el ejército de Franco fusiló a unos cuantos sacerdotes vascos (que asistían espiritualmente a las tropas vascas republicanas, pero católicas). ¿Los piensa canonizar también la jerarquía episcopal española? Carrasco Formiguera, abogado catalán muy católico y diputado republicano, fue fusilado en 1938 en Burgos por orden del dictador sin haber cometido delito alguno, salvo ser leal a la legítima República. ¿Tiene previsto canonizarlo la conferencia episcopal? Hubo más católicos, leales a la República, que fueron ferozmente represaliados, inluido el asesinato. No me consta que la Santa Madre Iglesia Católica tenga la menor intención de promover su beatificación y posterior canonización.
Este país, España, no saldrá adelante en tanto no deje atrás del todo el franquismo; hasta que no entierre del todo el más leve resto. Por ejemplo, toda esa bazofia de irracionalidad nacionalista españolista que esgrime el PP en su intento de recuperar el poder, y muy especialmente lo hace su ex presidente, el siniestro y mediocre Aznar (Ánsar para los amigos íntimos como Bush). Griterío "españolísimo" que es el mejor modo de hacer crecer los llamados nacionalismos periféricos, por cierto.
Al final, resulta que los neofranquistas (porque es lo que son) tienen algo en común con los dinosaurios del comunismo (por ejemplo los maoístas): ambos creen que cuanto peor, mejor. Para sus fines, claro.

miércoles, 3 de octubre de 2007

De cretinos y otras maldades


El diccionario de María Moliner atribuye el siguiente significado a la palabra ‘cretino’: "En lenguaje corriente se aplica hiperbólicamente como descalificación, con el mismo sentido que estúpido o majadero". Según la RAE, estúpido es "necio, torpe, falto de inteligencia; y majadero es quien es torpe, molesto, grosero".
Pues bien, sin otro ánimo que el de calificar (manifestar, ilustrar, acreditar, apreciar, expresar o determinar las características o circunstancias de una persona, según los diccionarios de la lengua castellana citados) me gustaría iniciar una lista de cretinos de nuestro tiempo, teniendo en cuenta que son sujetos con poder, con mucho poder, cuyo cretinismo pagan con dolor, sufrimiento y otros muchos males (incluso la muerte) muchos ciudadanos del mundo.
El primer cretino al me quiero referir es el señor Ahmadineyad, presidente de Irán, al que podríamos nombrar con toda justicia 'cretino del año'. La razón es haber leído una entrevista que le hizo la revista alemana Der Spiegel. El mandatario iraní (como diría untuoso cualquier colega) contestó lo que sigue a las preguntas del periodista sobre su negativa a la existencia del Holocausto judío en tiempos del nazismo: “Las raíces del conflicto palestino están en el pasado. El Holocausto y Palestina están directamente conectados. Y, si el Holocausto tuvo lugar, entonces deben permitir estudiar el Holocausto a grupos independientes de todo el mundo. ¿Por qué lo restringen sólo para un grupo? No me refiero a usted, sino a los gobiernos occidentales”. Antes había soltado la siguiente perla, aún más jugosa: “Estamos afrontando dos cuestiones. La primera es ¿ocurrió realmente el Holocausto? Usted contesta afirmativamente. Así que la segunda pregunta es ¿de quién fue la culpa? La respuesta a esto tiene que venir de Europa y no de Palestina. Está perfectamente claro: si el Holocausto tuvo lugar en Europa, entonces la solución a ese problema tiene que estar en Europa. De otro lado: si el Holocausto no existió, entonces ¿por qué ese régimen de ocupación [de Palestina]?” Y a mí, de inmediato, se me ocurre algo que dicen en Andalucía, justo en la misma línea lógica del bajito presidente iraní: ¿Qué tienen que ver los cojones para segar el trigo? ¿Necesitan más razones para fundamentar que califique de cretino al señor Ahmadineyad los escasos lectores de este incisivo blog? Su actitud cretina, por cierto, me recuerda la de Aznar (Ansar paralos amigos íntimos), quien con ridícula (que hace reír) solemnidad aseguró ante las cámaras de televisión que "todas las personas que le estaban viendo podían estar seguros de que había armas de destrucción masiva en Irak". No es preciso documentar porqué tal aserto era y es una cretinez. Por no hablar de la cualidad de cretino de Bush, Rumsfeld, Dick Cheney… La lista es larga.
No hay término medio: son cretinos o (no sé si es peor) unos sinvergüenzas de tomo y lomo. Pero negar lo evidente, pretender debatir lo que es obvio (en el mejor de los casos) no es la mejor señal de una inteligencia creadora y en buen estado.
¿Se dan cuenta de en manos de quiénes estamos? Pues que nos sirva para meditar a quien damos el voto en la próxima ocasión. O tal vez para pasar a la acción y ser conscientes de que somos ciudadanos (el mayor título, en verdad, en una democracia), comprometernos y pasar a la acción. Alguna acción. Amén.