domingo, 29 de julio de 2007

La rueda de molino y el mar

El Vaticano de Ratzinger apoya la rechazable actitud en pie de guerra de los obispos españoles contra la asignatura “Educación para la ciudadanía”. El gobierno, por medio de su presidente y de su ministro de justicia, ha advertido que la ley se ha de cumplir y que no cabe objeción de conciencia que valga ante esa asignatura. Lo hemos dicho anteriormente, esa asignatura consiste en enseñar a los alumnos que en este mundo hay una declaración universal de derechos humanos que a todos obliga, y en este país, una constitución que también obliga a todos los que en él viven.
Los obispos (y el Partido Popular que también se opone a la citada signatura porque cree que le dará réditos electorales) quieren que regresemos a la época oscura y terrible en la que ‘ellos’ imponían su moral a todo el mundo, con la ayuda, eso sí, de una infame dictadura. Los más jóvenes no lo saben, pero en este país no se podía bailar agarrado (aunque eso duró poco) ni se podía ver un muslo o una teta y un largo etcétera de sinsentidos que no quiero detallar para no aburrirles o crean que tengo una imaginación desbocada. Y cosas peores.
A los obispos les duele que en esa asignatura se defienda que los ciudadanos tienen derecho a ejercer sin obstáculos su orientación sexual, y se puedan casar si son homosexuales, si ese es su deseo. Por ejemplo. Eso es lo constitucional en este país, pero para los obispos es ‘contra natura’. Un caso claro de hipocresía. ¿Es más natural abusar sexualmente de un niño?
Déjenme que les recuerde una noticia reciente. El cardenal Richard Mahony de la diócesis católica de Los Ángeles ha aceptado pagar 660 millones de dólares (480 millones de euros) a 500 personas que fueron víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes católicos. (Por cierto la Iglesia católica de EEUU ya ha pagado más de 1.450 millones de euros para cerrar demandas de ese tipo sin llegar a juicio).
Me dirán, eso pasa en EEUU. No, en EEUU tienen el valor de reconocerlo (aunque pasado el tiempo y tras muchas presiones de las víctimas y sus abogados, eso sí). Hace unos pocos meses, unos catequistas españoles consiguieron que llegara a los tribunales un caso de abusos sexuales con niños, perpetrados por sacerdotes. Y les costó tiempo, tenacidad y fe en alguna justicia. ¡Que poco se oyó a los obispos españoles bramar contra los abusos sexuales contra niños y niñas! Más bien ocultaron a los abusadores.
Me viene a la cabeza algo que dijo aquel joven galileo que los tenía tan bien puestos: Quien escandalizare a uno de estos pequeños, más le valdría que le pusieran al cuello una rueda de molino y lo arrojaran al mar.
Si fueran consecuentes, los obispos (algunos obispos, bastantes obispos) deberían lanzarse al mar, no porque hayan abusado de niños sino porque han sido encubridores de lo que a todas luces es un delito repugnante. Lo de tapar los abusos sexuales de sacerdotes contra niños y niñas es una vieja practica que no cesa en la Iglesia Católica.
¡Y tienen la osadía de pretender dar lecciones de moral!

lunes, 23 de julio de 2007

El ojo de la aguja


Aún demasiado próximo el alivio o disgusto por el resultado de la declaración de renta, conviene traer colación la noticia conocida a principios de julio de que el obispado de Bilbao entre 1998 y 2000 compró títulos por más de un millón trescientos mil euros, que depositó en el banco BBV Privanza, una sucursal del BBVA en el paraíso fiscal de Jersey, pequeña isla británica de menos de 60.000 habitantes en el Canal de la Mancha.
Un portavoz del obispado dijo que la operación fue "para una mejor gestión administrativa" y también que "todas las inversiones fueron debidamente contabilizadas en las cuentas del Obispado de Bilbao e incorporadas a los balances que anualmente se han presentado a la autoridad fiscal competente". ¡Pues qué bien!
Veamos. En España hay un notable desarrollo financiero. Se puede invertir, comprar y vender acciones, y todas las operaciones financieras posibles, incluidas algunas que otras marrullerías. ¿Qué necesidad hay de abrir una cuenta en un paraíso fiscal salvo para...?
En su momento, el juez Baltasar Garzón, que investigaba movimientos financieros sospechosos y presuntas evasiones de impuestos, solicitó al BBVA un listado de operaciones superiores a 60.100 euros, realizadas por residentes en España, pero clientes de BBV-Privanza Bank de Jersey.
El banco no facilitó la información al juez; se limitó a decirle "que todo fue comunicado en su día al Banco de España". Pero listas, no. Listas de más que posibles evasores fiscales, porque de otro modo, ¿por qué abrir cuentas en un paraíso fiscal si es para eludir impuestos?
La asociación internacional ATTAC, entidad fundada en Francia para luchar por la justicia fiscal y una más justa distribución de la riqueza en la Tierra, publicó el documento “Contra los paraísos fiscales”, donde se señalaba al Vaticano como entorno relacionado con cierta frecuencia con movimientos de dinero negro. Recordemos el oscuro asunto del presunto suicidio del banquero italiano Calvi en un puente romano, suicidio relacionado con blanqueo de dinero y otros enjuagues financieros ilícitos que podían estar relacionados con las finanzas vaticanas.
Recordemos de igual modo la misteriosa muerte del papa Juan Pablo I (que sólo duró una semana), que varios autores no dudan en calificar de asesinato, como Dénis Robert, en su libro REVELACIONE$ (Editorial FOCA). Robert, a partir de fichas microfilmadas de Ernst Bakes (cerebro informático y ex-número 3 de la corporación financiera transnacional ClearStream), establece una relación directa entre el oficialmente suicidio del banquero Calvi y el presunto asesinato del papa. Y todo ello, al parecer, relacionado con los presuntos trapicheos financieros del arzobispo Marzinkus, obispo de Chicago y director el I.O.R. (banco del Vaticano).
Sorprende que, quienes se proclaman legítimos sucesores de aquel muchacho, que anduvo por Galilea y Judea y finalmente fue crucificado por plantarle cara al poder (religioso de los sacerdotes y político de los romanos), pierdan el culo por la pasta. Aquel joven ¿no dijo aquello de “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios”?
Por lo visto, algunos obispos tienen pocas ganas de ir a ese cielo y prefieren la presunta seguridad de los millones en la Tierra; preferiblemente libres de impuestos.
¡Qué cosas!

jueves, 19 de julio de 2007

Paraísos fiscales, banca y terrorismo


El diario The New York Times publicó, cinco semanas después de los feroces atentados del 11-S, que se sabía que los terroristas “habían dejado un amplio rastro de papel de cuentas bancarias, tarjetas de crédito y transferencias de dinero, mostrando que utilizaban el sistema bancario sin filtros”. En plata. Los terroristas organizados no tienen demasiadas dificultades para mover el dinero necesario para su actividad.
Sin embargo, los medios de comunicación (esos que ponen el grito en el cielo tras los atentados terroristas) evitan profundizar en la cuestión de la financiación de los grupos terroristas. Y sin financiación, no hay terrorismo. ¿Entonces? Seguir en serio la pista a la financiación del terrorismo supondría poner en cuestión la absoluta libertad sin control de la banca transnacional.
La cruda realidad es que los movimientos financieros internacionales son anónimos, porque el actual sistema económico neoliberal así lo quiere.
Los miles de millones de dólares que van de un lugar a otro por vía telemática (Internet, telefonía celular e informática) carecen de nada que los identifique y pueden proceder de la droga, del tráfico ilegal de armas, de la trata de personas o del terrorismo organizado, de los bancos y grandes corporaciones o de las remesas de emigrantes. Por eso es una falacia y una torpeza que, para apuntarse ridículos éxitos, se considere dinero terrorista sólo al ligado claramente a una organización así catalogada.
Lo real es que el dinero dedicado al terrorismo proviene de cualquier banco o entidad y su destino final puede ser, por ejemplo, un grupo salafista marroquí instalado en España, pasando en algún momento, eso sí, por algún paraíso fiscal, donde se borrarán todas las huellas que permitan seguir el rastro al dinero.
Para simular que se combate al terrorismo en el mundo de los movimientos financieros, a finales de 2001 se elaboró una lista de 162 entidades o grupos, ligados a la actividad terrorista de modo inequívoco. Pero no se incluyó ni un solo paraíso fiscal, aunque son colaboradores necesarios (imprescindibles) para que los terroristas, grandes narcotraficantes, tratantes de blancas y un largo etcétera de canallas y sinvergüenzas muevan sus dineros con tranquilidad y seguridad.
En los paraísos fiscales no se pide la identificación del verdadero titular y el dueño del dinero, por vía telemática, desde Aruba, Gibraltar, isla de Man en el Canal de la Mancha, Mónaco u otro paraíso fiscal, lo envía donde quiera con el máximo secreto, porque el secreto es la razón de ser de los ruines paraísos fiscales. Sepan que por medio de la sociedad, conocida por sus siglas en inglés SWIFT, cada día se realizan millones de transacciones financieras sin ningún control de ningún tipo de ningún estado ni autoridad internacional. En el 2001, el G-7 expresó en una declaración oficial la necesidad de mejorar la supervisión de los centros financieros extraterritoriales u offshore (o sea, los paraísos fiscales). Bienintencionadas y cortas palabras, porque sólo se pidió “mejorar la supervisión”, pero no acabar con las indecentes prácticas muy perjudiciales (salvo para la minoría beneficiaria) de los paraísos fiscales. Sin embargo, a pesar de la modestia de las aspiraciones, el Departamento del Tesoro de EEUU tuvo en 2002 muchas dificultades para congelar algunos activos financieros de la familia Bin Laden en el mini-estado de Liechtenstein.
Cualquier política antiterrorista global que pretenda combatir a los grupos que proclaman y practican la guerra santa quedará coja (o peor) si no se ataca la financiación del terrorismo. Y no será posible mientras continúen vigentes los sacrosantos dogmas de la banca internacional: el secreto y la falta de control de los movimientos financieros. Amén.

domingo, 15 de julio de 2007

Una de piratas

Permítanme que les cuente una historia para no dormir. La República Democrática del Congo tenía que discutir sus presupuestos de 2007, unos presupuestos que elaboró el gobierno siguiendo las estrictas directrices neoliberales del Fondo Monetario Internacional (FMI), como el propio ministro congoleño de Finanzas (o de Hacienda, como prefieran), Athanase Matenda Kyelu aseguró. Dijo que el proyecto de ley de presupuestos del estado «estaba de acuerdo con lo convenido con los servicios del FMI».
Pero la Asamblea Nacional no estuvo de acuerdo y aprobó enmiendas que modificaban el presupuesto al alza. Eso no gustó al FMI. El Consejo de Administración del FMI, reunido a mediados de junio para examinar que pasaba en el Congo “expresó su preocupación” por el debate en el Parlamento del proyecto de presupuestos y dijeron que el presupuesto aprobado no correspondía a lo acordado. Y encargó al gobierno que arreglara la situación en el Senado. Obediente, Matenda Kyelu dijo que “esperaba que el Senado corrigiera los presupuestos de 2007 para responder a las exigencias del Fondo Monetario Internacional». Y el Senado congoleño enmendó el presupuesto.
Lo redujo hasta 2.400 millones de dólares, que es lo que gasta EEUU en dos semanas de ocupación de Irak, por ejemplo. Para hacerse una idea, Francia (unos 60 millones de habitantes, casi los mismos que el Congo o República Democrática del Congo, RDC) tiene un presupuesto de 520.000 millones de dólares que, si la aritmética no engaña, supone doscientas veces el presupuesto congoleño. ¿Es el Congo un país pobre? Pues no. El subsuelo rebosa riquezas mineras y la tierra agrícola es abundante y fértil. Pero, por voluntad del FMI, al reducir el presupuesto, la riqueza congoleña no beneficia a la población.¡¡¡Ooooohhhhh!! Si acaso o hace a los allegados al poder y a las empresas transnacionales, cuyos intereses sirve lealmente el FMI.
Pero aún hay más, porque la mitad de los recursos de la República Democrática del Congo se destina a pagar la deuda externa, en tanto que los gastos en educación y salud pública, por ejemplo, se han reducido a la mínima expresión. Bueno, pero la deuda habrá que pagarla, dirá alguien de buena fe. Pero resulta que esa deuda es la suma de las antiguas deudas contraídas por el dictador Mobutu en beneficio de su fortuna personal, como asegura documentadamente el belga Eric Toussaint en un artículo publicado en ATTAC (http://www.attacmadrid.org/).
Un incremento de fortuna personal del dictador con la leal complicidad, eso sí, de los diferentes acreedores occidentales, generosamente retribuidos, por cierto. Una deuda, por tanto, que ni moral ni económicamente se ha de pagar, de lo contrario tendríamos que rehabilitar a los grandes sinvergüenzas de la Historia cercana o lejana.
Desde los piratas de todos los siglos a Al Capone y sus muchachos, pasando por todas las mafias que en el mundo son y han sido. Amén.
A ver si nos ponemos las pilas. Los buenos modales son recomendables, pero no justifican la sinvergonzonería y menos aún el latrocinio, aunque adopte formas elegantes y educadas.

jueves, 12 de julio de 2007

O acabamos con la pobreza...


Hace cuatro días traspasamos el ecuador del tiempo trazado para conseguir los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que se deberían lograr en el 2015. Todos los países del mundo y las grandes instituciones internacionales se comprometieron a conseguirlos: erradicar la pobreza extrema y el hambre, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna (que las madres de los países pobres no mueran de parto), frenar el sida, la malaria y la tuberculosis entre otras enfermedades que diezman las poblaciones del antes llamado Tercer Mundo, lograr la enseñanza primaria universal…

Llegados a ese ecuador, la ONU dice en su web en español (www.un.org/spanish/millenniumgoals) que, aunque ha habido un progreso, el éxito está todavía lejos de asegurarse, salvo que los países desarrollados (los ricos) cumplan sus compromisos. Según la Alianza Española contra la Pobreza (una entidad que agrupa más de 400 asociaciones públicas y privadas), a pesar de que dichos Objetivos son en realidad un programa de mínimos no muy ambicioso, de seguir así, lo máximo que se logrará –y con suerte- es alcanzar la mitad o menos de lo propuesto.

Las cifras son frías, pero tras ellas hay millones de dramas y situaciones crónicas de sufrimiento y dolor. La cruda e implacable realidad es que más de 800 millones de personas (dos veces y media la población de EEUU, por ejemplo) pasan hambre o están muy desnutridos. Y que más de 1000 millones apenas disponen de 75 céntimos de euro para sobrevivir al día.

Si usted, de repente sólo dispusiera de menos de un euro diario para vivir, ¿cómo se le quedaría el cuerpo, hermano? Si el horizonte de un día y otro fuera que no tiene qué comer y no sabe cómo conseguirlo; si no pudiera beber agua potable, tuviera que caminar un mínimo de diez o doce kilómetros para llenar un bidón de agua tal vez turbia; si usted fuera uno de esa mayoría de los más de 50 millones de personas infectados con el terrible VIH y supiera a ciencia cierta que se iba a morir, porque vive en un país empobrecido (cuando unos cientos de kilómetros más al norte, quienes han sido contagiados vivirán muchos años y vivirán bastante bien); si tuviera hijos de menos de cinco años y supiera a ciencia casi cierta que ellos pueden ser de los 10 millones de niños que morirán por enfermedades que en España, por ejemplo, se curan simplemente tomando unos comprimidos durante unos días. ¿Cómo se sentiría, ciudadano?

En la web de la Alianza Española contra la Pobreza (http://www.pobrezacero.org/) empiezan diciendo una frase tremenda: Somos la primera generación que puede erradicar la pobreza del mundo. Y es verdad. Si conseguimos convencer a los cabestros (quienes creen que hay dos clases de seres humanos, los demás, casi como cosas, y ellos) de que podemos y debemos acabar con la pobreza y sus nefastas secuelas, y de que todos, todos sin excepción, somos iguales. Pero no de boquilla, de verdad. Porque todos hemos nacido de mujer (parto normal o cesárea, da igual), sin que a nadie le hayan pedido permiso, y todos moriremos. Eso nos da una igualdad indiscutible y radical.

Otro día les reproduciré un poema atribuido al dramaturgo alemán Bertol Brecht, pero que él no escribió. De su lectura cabe deducir que hemos de contribuir a que las cosas cambien.

Es decir, si no reducimos la pobreza y sus secuelas (lo que pasa por ir cambiando el modelo de crecimiento y de desarrollo actuales) estamos jodidos. Todos.

domingo, 8 de julio de 2007

La deriva autoritaria de Putin


Malas noticias de la Rusia actual. El Parlamento ruso debate una ley para -dicen- luchar contra el ‘extremismo’. Pero la cruda realidad es que, según algunos corresponsales extranjeros, el texto propuesto propicia una confusión sobre ese concepto, politiza el Código Penal y lo convierte en un arma represiva para ser utilizada contra disidentes y opositores. En abril, Putin ya se pronunció por endurecer las ‘medidas contra el extremismo’.

El extremismo, en cualquier idioma, es un concepto demasiado amplio, poco definido y relativo; es decir lo ‘extremista’ sólolo es en relación con algo o alguien. No es un concepto nítido ni claro. Un concepto apenas válido para charlas de café, pero no desde luego para un texto legal, que ha de ser preciso, muy preciso. La precisión del Código Penal cuando tipifica los delitos es uno de los logros de la revolución democrática del siglo XIX y del respeto a los derechos humanos.
Según la ley que se elabora en Moscú, en ese difuso concepto de ‘extremismo’ caben los que "calumnien públicamente" a las autoridades y los que "humillen el honor nacional". Calumniar es atribuir un delito a alguien sin que lo haya cometido ni haya siquiera indicios del hecho, y eso ya lo castiga cualquier Código Penal civilizado. Ergo, la nueva ley tiene alguna intención oculta.

La ley contra el ‘extremismo’ también prevé sanciones contra personas jurídicas (por ejemplo empresas editoras) que difundan de "forma masiva" materiales calificados de extremistas, sin que se explique qué se considera difusión "masiva" ni tampoco qué se considerará ‘extremista’. El diputado Guennadi Gudkov, del Comité de Seguridad de la Duma, del grupo parlamentario Rusia Justa, ha calificado el documento de "atavismo soviético. Según Gudkov, el concepto de "extremismo" queda muy confuso, y la expresión de odio a grupos sociales (que la ley castiga) puede incluir las críticas contra los poderosos o altos funcionarios del Estado; críticas que podrán ser castigadas con penas de cárcel de tres a siete años. Algo que, sinceramente, huele mal; huele a la URSS de los años duros.
"Si esta ley entra en vigor –ha dicho Gudkov -, volveremos a la época de la URSS anterior a 1937, cuando había listas de libros ideológicamente nocivos. Y se creará un banco de datos con una lista de publicaciones y obras que se consideren extremistas”. Sí, definitivamente, huele mal.
Según Gudkov, esta ley es un paso más para configurar un sistema de justicia que beneficie a Putin y su política. Y, por supuesto, para amordazar a quienes se le opongan, porque quienes sean acusados y sancionados por ‘extremismo’, no podrán presentarse a ninguna elección política. ¡Qué oportuno y conveniente!

Tenemos tres nombres para designar los regímenes autocráticos habituales por excelencia; es decir, antidemocráticos hasta las cachas: fascismo, nazismo y estalinismo. Y ¿saben una cosa?, todo eso que orquesta el señor Vladimir Putin y sus leales y corifeos, en nombre de la Madre Rusia, por supuesto (¡faltaría más!), aunque con algún maquillaje (no demasiado sutil), tiene un nombre: fascismo.
Llevo tiempo siguiendo las andanzas del señor Putin, para el que abrí un archivo especial hace unos años. Y desde entonces todo va en la deriva indicada hacia la autocracia. No llega al genocidio y crueldad estalinistas, por supuesto, ni tiene la repugnante componente racista del nazismo, pero autocracia es. No les quepa duda.
A fin de cuentas, ¿de dónde viene Putin? Del KGB, la policía política y servicio de espionaje y contraespionaje de la justamente denostada URSS.

jueves, 5 de julio de 2007

Oponerse a la estupidez global


Los trabajadores chinos nunca alcanzarán el nivel salarial de los europeos, más bien los trabajadores europeos sin especialización ganaran dentro de un tiempo tan poco como los chinos. Lo dijo en Madrid Joseph Stiglitz, premio Nóbel de Economía de 2001. Stiglitz, que fue presidente del consejo de economistas del presidente Clinton, se ha vuelto cada vez más crítico con “el sistema”.

Más sobre la pobreza creciente que amenaza. Un importante medio del capitalismo más inteligente, el Financial Times, en su edición digital de hace unos meses publicó una entrevista en vídeo con el antiguo embajador de EEUU en Francia (hoy alto directivo de la banca Lehman Brothers), Félix Rohatyn, quién, cuando le pidieron que explicara la gran subida de beneficios de bolsa respondió que “…sin acudir al argumento de los ricos contra los pobres... los beneficios en bolsa claramente son algo que sólo ayuda a la mitad del 1% sobre el 1% que detenta la mayor parte de activos de EEUU. Se están creando diferenciales de riqueza que probablemente no sean a la larga tolerables y requieren algo (no utilizaré la palabra 'redistribución' porque no es palabra bonita), pero sí algunos cambios, probablemente mediante el sistema fiscal”.

La mitad del 1% sobre el 1% son unos 15.000 nuevos enriquecidos en bolsa. EEUU tiene casi 300 millones de habitantes y casi un 15% de pobres; es decir, unos 45 millones, la población de España. El enriquecimiento global, pero muy desigual, crece a costa de los bajos salarios, como indican los beneficios bursátiles. Especulación sin producir ni elaborar nada o casi nada..

Pues bien, en España, el Consejo Económico y Social ha advertido que a nuestro país “le espera un futuro más que incierto si no acaba con la precariedad laboral". Más de 5,5 millones de trabajadores (un cuarto de la población activa) tienen contrato temporal. Jóvenes y mujeres sobre todo. "Si estos jóvenes, que han de articular el futuro, están en situación precaria, el futuro puede ser también precario".
Alguien tendrá que ponerle el cascabel al gato. ¿Para qué diablos sirve el crecimiento económico sino beneficia a todos los ciudadanos? A todos. Como decía un lector que escribió una carta al director de un rotativo madrileño, sufrimos un ‘capitalismo sin corazón’. Y añado: y estúpido. Muy estúpido. Superlativamente estúpido. Porque se está cargando la gallina que pone huevos de oro: la inmensa mayoría de los ciudadanos, que son quienes trabajan y gastan. ¿Cuánto tiempo más soportará este capitalismo necio, financiero y gangsteril esta situación de despilfarro, agotamiento de recursos, pobreza y desigualdad creciente?
Cuando hubo la crisis de 1929 (que arrojó a la pobreza a millones de seres humanos en el mundo desarrollado) se eligió desarrollar un capitalismo más inteligente, que alguien denominó de rostro humano. Una de sus objetivos fue reducir la desigualdad. Y funcionó.
Llegó el hundimiento del imperio soviético y el capitalismo más feroz tomó las riendas de la economía y del mundo. ¿Qué desastre hemos de sufrir para reaccionar por fin? Convenzámonos de una puñetera vez de que este no es el mejor de los mundos, por más que un coro de periódicos, radios y televisiones así lo proclamen. Y que otro mundo es posible. Sin necesidad de revoluciones feroces, pero con más ciudadanos que se opongan a la estupidez global y se comprometan. Amén.

martes, 3 de julio de 2007

Una majadería insoportable

La Santa Madre Iglesia Católica española, que nada tiene de madre ni de santa, ha puesto en marcha sus divisiones contra la asignatura “Educación para la Ciudadanía”. Obispos, periodistas asimilados y programas radiofónicos o televisivos en medios que controla la Santa Madre disparan feroz y falaz artillería verbal contra la nueva disciplina.
El caballo de batalla ahora es la consigna de que los padres ejerzan la ‘objeción’ de conciencia. En plata: que indiquen que sus hijos no cursarán esa asignatura, acogiéndose al derecho que, según ellos, les otorga la Constitución.
La Constitución de 1978, en su artículo 30,2 indica que “la ley fijará las obligaciones militares de los españoles y regulará, con las debidas garantías, la objeción de conciencia, así como las demás causas de exención del servicio militar obligatorio, pudiendo imponer, en su caso, una prestación social sustitutoria”. Pero, a menos de que en ese artículo haya claves ocultas, propias del programa esotérico de ese inefable humorista que es Iker Jiménez, el artículo indica que quienes no quisieran hacer el servicio militar por razones éticas o religiosas, podrán dejar de hacerlo. ¿Habla del derecho a la objeción ante la enseñanza de asignaturas cívicas o algo parecido? Más bien no.
Los pretendidos intérpretes nacionalcatolicistas de la Constitución deducen que si uno podía objetar cumplir el servicio militar, puede objetar…lo que le salga de las narices. Como si la Constitución consagrara el derecho a objetar lo que sea.
Nada más lejos de la realidad. El derecho no es una ciencia exacta, pero es puntillosa, muy detallista y, si no recuerdo mal mis clases con eminentes doctores en derecho años ha, lo que la ley no concreta, no obliga o no prohibe, no obliga ni prohibe ni permite.
En fin que la objeción de conciencia ante la “Educación para la Ciudadanía” que porclama la Santa Madre es una pamema.
Vamos a ver ¿qué es esa vituperada disciplina ? Una asignatura para conocer la Constitución en sus entresijos y, por extensión, la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Carta Europea de Derechos, y como se concreta todo ello en deberes y derechos en nuestra vida colectiva como ciudadanos -que no súbditos ni siervos- del Estado de España.
En Europa hay desde hace tiempo asignaturas como ‘Educación para la Ciudadanía’ desde una hora semanal de 3º a 6º de Primaria en Bélgica, Grecia o Portugal, hasta las 855 horas repartidas de 1º a 9º en Suecia. Y, además, la susodicha ‘Educación para la Ciudadanía’ es materia transversal en Austria, Dinamarca, Francia, Irlanda del Norte, Bulgaria, Malta y Chipre, así materia integrada en Bélgica, República Checa, Alemania, Irlanda, Luxemburgo, Inglaterra, Hungría, Países Bajos, Polonia, Eslovenia, Eslovaquia, Finlandia, Gales, Liechtenstein e Islandia. Y en ninguno de esos países se permite que los padres decidan si sus hijos cursan o no tal asignatura.
¿Saben qué mosquea a la jerarquía de la Iglesia Católica y sus adjuntos y aliados? Que según esa asignatura, por ejemplo, los homosexuales tienen derecho a casarse y a adoptar hijos. Y la dichosa Iglesia (que poco tiene que ver con aquel muchacho de Galilea que murió en una cruz por enfrentarse al poder y defender a los pobres) no traga con los derechos de los homosexuales. Quieren que todos comulguemos con sus ruedas de molino. Es como si los musulmanes fundamentalistas estuvieran en el gobierno de la nación y prohibieran la cría de cerdos, el jamón y los embutidos porcinos, más el vino y el cava, porque el Corán los prohíbe. ¿No les parecería una majadería insoportable?