domingo, 2 de septiembre de 2007

El regreso

Pasadas las vacaciones estivales, permítanme que les junte dos noticias que he recortado días pasados. La primera dice que el año pasado, los gerentes de grandes firmas de capital riesgo y de fondos especulativos ganaron cada 10 minutos el equivalente a los ingresos medios anuales de un asalariado americano, según un informe del Institute for Policy Studies (IPS) de Washington. Y los presidentes de empresas cotizadas en bolsa consiguieron en un día lo que un empleado estadounidense gana en un año. La última estadística de población reveló que el ingreso medio de una familia subió un tímido 1% en 2006, pero el Institute for Policy Studies muestra que los 20 gestores de fondos mejor pagados en Wall Street ganaron ese año una media de 482 millones de euros, cobrados en dólares, por supuesto; es decir, 13.641 veces más que el dinero que llega de media al hogar de una familia americana.
O, si se prefiere, sus salarios multiplican por 22.255 el sueldo anual de un empleado, que es de unos 29.500 dólares al año, o sea, unos 21.300 euros, que en España no los cobra ni un mileurista, ya saben, un licenciado o licenciada universitarios que han conseguido un contrato de mil euros mensuales sin pagas extras.
La segunda noticia cuenta que los profesores de la escuela pública en la región del Chaco, al norte de Argentina, se han movilizado para denunciar que los alumnos se les duermen de hambre en el país conocido por su abundante producción de carne. Y eso ocurre en Resistencia, la capital: en el interior de la región, 12 personas han muerto ya de hambre desde el pasado 15 de julio, todas ellas indígenas.
El Chaco tiene un millón de habitantes, de los que casi la mitad viven –si a eso se le puede llamar vivir- bajo el umbral de la pobreza. Y, además, unos 300.000 son puros indigentes que apenas sobreviven con menos de dos pesos al día, que equivalen a 43 céntimos de euros. El kilo de pan cuesta tres pesos, unos 0,75 euros.
A leer ambas noticias, me ha venido a la memoria una película protagonizada por Peter Finch, (creo que se llama Network) que interpreta a un famoso presentador de televisión que un buen día pide a sus espectadores que salgan a la ventana o balcón y griten: “¡ya estoy harto y no pienso aguantar más!” o algo muy parecido. Como es una película jolivudera, miles y miles de telespectadores, que están realmente hartos, acceden a la peculiar petición del presentador en muchas ciudades y se organiza una zarabanda nacional. Olviden la película, pero tal vez debamos empezar a pensar que en un mundo en el que ocurren las dos cosas relatadas, algo hay que hacer. Y no me digan que les va bien, porque también pueden estar en el ojo del huracán, sin saberlo. Este mundo capitalista neoliberal (ni siquiera es keynesiano) no perdona. No se fíen. ¿Acaso no tienen ustedes una hipoteca? Pues en un par de años, el dichoso euribor ha subido un 23 %. ¿Cuánto ha aumentado su salario en ese mismo tiempo?
Ciertamente, no es fácil saber qué hay que hacer, pero lo primero -y fácil- es estar informados. Y no engañarse.
Bienvenidos de nuevo a la cruda realidad. Feliz regreso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cada día que pasa, me doy cuenta, que con casi mis mil euros de sueldo mensual, me será imposible, no sólo tener una vivienda digna, sino un techo con una puerta.
Me gustaría que en el nuevo curso político, se hablase muy en serio de la temporalidad laboral y la vivienda. Bsos. Vicky.