
Aún demasiado próximo el alivio o disgusto por el resultado de la declaración de renta, conviene traer colación la noticia conocida a principios de julio de que el obispado de Bilbao entre 1998 y 2000 compró títulos por más de un millón trescientos mil euros, que depositó en el banco BBV Privanza, una sucursal del BBVA en el paraíso fiscal de Jersey, pequeña isla británica de menos de 60.000 habitantes en el Canal de la Mancha.

Un portavoz del obispado dijo que la operación fue "para una mejor gestión administrativa" y también que "todas las inversiones fueron debidamente contabilizadas en las cuentas del Obispado de Bilbao e incorporadas a los balances que anualmente se han presentado a la autoridad fiscal competente". ¡Pues qué bien!

Veamos. En España hay un notable desarrollo financiero. Se puede invertir, comprar y vender acciones, y todas las operaciones financieras posibles, incluidas algunas que otras marrullerías. ¿Qué necesidad hay de abrir una cuenta en un paraíso fiscal salvo para...?
En su momento, el juez Baltasar Garzón, que investigaba movimientos financieros sospechosos y presuntas evasiones de impuestos, solicitó al BBVA un listado de operaciones superiores a 60.100 euros, realizadas por residentes en España, pero clientes de BBV-Privanza Bank de Jersey.

El banco no facilitó la información al juez; se limitó a decirle "que todo fue comunicado en su día al Banco de España". Pero listas, no. Listas de más que posibles evasores fiscales, porque de otro modo, ¿por qué abrir cuentas en un paraíso fiscal si es para eludir impuestos?
La asociación internacional ATTAC, entidad fundada en Francia para luchar por la justicia fiscal y una más justa distribución de la riqueza en la Tierra, publicó el documento “Contra los paraísos fiscales”, donde se señalaba al Vaticano como entorno relacionado con cierta frecuencia con movimientos de dinero negro. Recordemos el oscuro asunto del presunto suicidio del banquero italiano Calvi en un puente romano, suicidio relacionado con blanqueo de dinero y otros enjuagues financieros ilícitos que podían estar relacionados con las finanzas vaticanas.

Recordemos de igual modo la misteriosa muerte del papa Juan Pablo I (que sólo duró una semana), que varios autores no dudan en calificar de asesinato, como Dénis Robert, en su libro REVELACIONE$ (Editorial FOCA). Robert, a partir de fichas microfilmadas de Ernst Bakes (cerebro informático y ex-número 3 de la corporación financiera transnacional ClearStream), establece una relación directa entre el oficialmente suicidio del banquero Calvi y el presunto asesinato del papa. Y todo ello, al parecer, relacionado con los presuntos trapicheos financieros del arzobispo Marzinkus, obispo de Chicago y director el I.O.R. (banco del Vaticano).

Sorprende que, quienes se proclaman legítimos sucesores de aquel muchacho, que anduvo por Galilea y Judea y finalmente fue crucificado por plantarle cara al poder (religioso de los sacerdotes y político de los romanos), pierdan el culo por la pasta. Aquel joven ¿no dijo aquello de “es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios”?

Por lo visto, algunos obispos tienen pocas ganas de ir a ese cielo y prefieren la presunta seguridad de los millones en la Tierra; preferiblemente libres de impuestos.
¡Qué cosas!
2 comentarios:
... No dijo también el chavalito de Galilea, que no convirtieran la casa de su padre en cueva de ladrones. Bsos. Vicky.
... No dijo también el chavalito de Galilea, que no convirtieran la casa de su padre en cueva de ladrones. Bsos. Vicky.
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