
El Vaticano de Ratzinger apoya la rechazable actitud en pie de guerra de los obispos españoles contra la asignatura “Educación para la ciudadanía”. El gobierno, por medio de su presidente y de su ministro de justicia, ha advertido que la ley se ha de cumplir y que no cabe objeción de conciencia que valga ante esa asignatura. Lo hemos dicho anteriormente, esa asignatura consiste en enseñar a los alumnos que en este mundo hay una declaración universal de derechos humanos que a todos obliga, y en este país, una constitución que también obliga a todos los que en él viven.

Los obispos (y el Partido Popular que también se opone a la citada signatura porque cree que le dará réditos electorales) quieren que regresemos a la época oscura y terrible en la que ‘ellos’ imponían su moral a todo el mundo, con la ayuda, eso sí, de una infame dictadura. Los más jóvenes no lo saben, pero en este país no se podía bailar agarrado (aunque eso duró poco) ni se podía ver un muslo o una teta y un largo etcétera de sinsentidos que no quiero detallar para no aburrirles o crean que tengo una imaginación desbocada. Y cosas peores.
A los obispos les duele que en esa asignatura se defienda que los ciudadanos tienen derecho a ejercer sin obstáculos su orientación sexual, y se puedan casar si son homosexuales, si ese es su deseo. Por ejemplo. Eso es lo constitucional en este país, pero para los obispos es ‘contra natura’. Un caso claro de hipocresía. ¿Es más natural abusar sexualmente de un niño?

Déjenme que les recuerde una noticia reciente. El cardenal Richard Mahony de la diócesis católica de Los Ángeles ha aceptado pagar 660 millones de dólares (480 millones de euros) a 500 personas que fueron víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes católicos. (Por cierto la Iglesia católica de EEUU ya ha pagado más de 1.450 millones de euros para cerrar demandas de ese tipo sin llegar a juicio).

Me dirán, eso pasa en EEUU. No, en EEUU tienen el valor de reconocerlo (aunque pasado el tiempo y tras muchas presiones de las víctimas y sus abogados, eso sí). Hace unos pocos meses, unos catequistas españoles consiguieron que llegara a los tribunales un caso de abusos sexuales con niños, perpetrados por sacerdotes. Y les costó tiempo, tenacidad y fe en alguna justicia. ¡Que poco se oyó a los obispos españoles bramar contra los abusos sexuales contra niños y niñas! Más bien ocultaron a los abusadores.

Me viene a la cabeza algo que dijo aquel joven galileo que los tenía tan bien puestos: Quien escandalizare a uno de estos pequeños, más le valdría que le pusieran al cuello una rueda de molino y lo arrojaran al mar.
Si fueran consecuentes, los obispos (algunos obispos, bastantes obispos) deberían lanzarse al mar, no porque hayan abusado de niños sino porque han sido encubridores de lo que a todas luces es un delito repugnante. Lo de tapar los abusos sexuales de sacerdotes contra niños y niñas es una vieja practica que no cesa en la Iglesia Católica.
¡Y tienen la osadía de pretender dar lecciones de moral!
2 comentarios:
Si se supiese, o simplemente se sospechase, el abuso sexual a menores, es motivo más que suficiente para que cualquier creyente o no, laico o no, lo denunciase ante la justicia, y ante los medios de comunicación, porque no. Pero no sólo en el ámbito de la Iglesia Católica, sino en cualquier institución, país, o gobierno.Bsos. Vicky.
A mí la hipocresía de los obispos me pone enferma. Niegan la comunión a un divorciado y anulan los matrimonios de quien tiene dinero para pagarlo, por poner un ejemplo. No te digo el tema de los pederastas que la iglesia oficial, no los católicos de base como esos catequistas, trata de ocultar y minimizar. Aún no los he visto en ninguna manifestación protestando contra los abusadores o poniéndose al lado de los abusados, victimas además menores. Ni al PP tampoco que se declaran guardianes de la moral.
Se oponen a que se les enseñe a los niños en las escuelas a ser tolerantes y respetuosos, y yo me opongo a que ellos con mis impuestos, estén manteniendo unos privilegios propios de estados feudales y no de estados modernos y democráticos que además se declaran laicos.
La religión, cualquiera de ellas, debe ser enseñada en sus iglesias o centros, y financiada por sus fieles, el estado se debería limitar a mantener las iglesias que son patrimonio cultural y ayudar a financiar a las comunidades que se dediquen a acciones altruistas como cualquier otra ONG, en las mismas condiciones.
¿Por qué no se acaba con esos privilegios? ¿No es absurdo que el estado pague a los profesores de religión y que sean los obispos los que tienen la facultad de elegirlos y despedirlos a su conveniencia?
Besos.
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