domingo, 15 de julio de 2007

Una de piratas

Permítanme que les cuente una historia para no dormir. La República Democrática del Congo tenía que discutir sus presupuestos de 2007, unos presupuestos que elaboró el gobierno siguiendo las estrictas directrices neoliberales del Fondo Monetario Internacional (FMI), como el propio ministro congoleño de Finanzas (o de Hacienda, como prefieran), Athanase Matenda Kyelu aseguró. Dijo que el proyecto de ley de presupuestos del estado «estaba de acuerdo con lo convenido con los servicios del FMI».
Pero la Asamblea Nacional no estuvo de acuerdo y aprobó enmiendas que modificaban el presupuesto al alza. Eso no gustó al FMI. El Consejo de Administración del FMI, reunido a mediados de junio para examinar que pasaba en el Congo “expresó su preocupación” por el debate en el Parlamento del proyecto de presupuestos y dijeron que el presupuesto aprobado no correspondía a lo acordado. Y encargó al gobierno que arreglara la situación en el Senado. Obediente, Matenda Kyelu dijo que “esperaba que el Senado corrigiera los presupuestos de 2007 para responder a las exigencias del Fondo Monetario Internacional». Y el Senado congoleño enmendó el presupuesto.
Lo redujo hasta 2.400 millones de dólares, que es lo que gasta EEUU en dos semanas de ocupación de Irak, por ejemplo. Para hacerse una idea, Francia (unos 60 millones de habitantes, casi los mismos que el Congo o República Democrática del Congo, RDC) tiene un presupuesto de 520.000 millones de dólares que, si la aritmética no engaña, supone doscientas veces el presupuesto congoleño. ¿Es el Congo un país pobre? Pues no. El subsuelo rebosa riquezas mineras y la tierra agrícola es abundante y fértil. Pero, por voluntad del FMI, al reducir el presupuesto, la riqueza congoleña no beneficia a la población.¡¡¡Ooooohhhhh!! Si acaso o hace a los allegados al poder y a las empresas transnacionales, cuyos intereses sirve lealmente el FMI.
Pero aún hay más, porque la mitad de los recursos de la República Democrática del Congo se destina a pagar la deuda externa, en tanto que los gastos en educación y salud pública, por ejemplo, se han reducido a la mínima expresión. Bueno, pero la deuda habrá que pagarla, dirá alguien de buena fe. Pero resulta que esa deuda es la suma de las antiguas deudas contraídas por el dictador Mobutu en beneficio de su fortuna personal, como asegura documentadamente el belga Eric Toussaint en un artículo publicado en ATTAC (http://www.attacmadrid.org/).
Un incremento de fortuna personal del dictador con la leal complicidad, eso sí, de los diferentes acreedores occidentales, generosamente retribuidos, por cierto. Una deuda, por tanto, que ni moral ni económicamente se ha de pagar, de lo contrario tendríamos que rehabilitar a los grandes sinvergüenzas de la Historia cercana o lejana.
Desde los piratas de todos los siglos a Al Capone y sus muchachos, pasando por todas las mafias que en el mundo son y han sido. Amén.
A ver si nos ponemos las pilas. Los buenos modales son recomendables, pero no justifican la sinvergonzonería y menos aún el latrocinio, aunque adopte formas elegantes y educadas.

2 comentarios:

Tesa Medina dijo...

Si te digo la verdad, cada vez que leo uno de tus análisis de la actualidad. “se me calientan los cascos” como digo yo. Me pongo de mal humor, me desespero. Me parece increíble lo que está ocurriendo en esta era en la que no podemos alegar que no nos enteramos de qué ocurre, porque lo sabemos al instante. Vemos hasta morir a la gente en directo.

Las sociedades opulentas derrochan y ya no saben qué hacer con tanto desecho como genera su avaricia y su estulticia, mientras millones de personas se mueren de hambre y carecen de las mínimas condiciones de salud, higiene y justicia. Y nos ponemos remilgados con que hay que cumplir con unos índices para no desestabilizar la economía, y el FMI decide quién come hasta la gula y quién se muere de hambre o de miseria, porque no se pueden romper las reglas para no sentar un precedente.

¿Te imaginas perdonar la deuda generada por un dictador al que toleramos y facilitamos que derrochara como un hortera sanguinario mientras su pueblo carecía de todo?

Yo sí me lo imagino, y sigo creyendo en ese precioso eslogan de “otro mundo es posible”, pero espero que sea pronto.
Besos.

Anónimo dijo...

Cada vez admiro más y más a Teresa de Calcuta. Bsos. Vicky.