Fui a la manifestación de Madrid por la paz, la libertad y contra el terrorismo. Éramos un mogollón de ciudadanos de todas las edades y condiciones sociales, a tenor de las vestimentas y aspectos. Mazo de gente, como dicen ahora los más jóvenes. Unos doscientos mil, mas o menos, pero no es cuestión de entrar en bizantinas luchas numéricas; daría igual si sólo fuimos ciento cincuenta mil.
Fue una marcha pacífica, civilizada y democrática. Ese espíritu se notó en que no hubo ni una sola pancarta insultando al Partido Popular ni a sus adláteres. Ni tampoco hubo gritos furibundos ni injurias ni falacias ni acusaciones ni calumnias contra ningún partido, líder social o dirigente político, como han sido frecuentes y habituales en las concentraciones formalmente convocadas por la innombrable Asociación de Víctimas del Terrorismo del señor Alcaraz.
Digo formalmente, porque no sé si quien ha convocado de verdad esas impresentables concentraciones o manifestaciones ha sido el sector més duro y neofranquista del PP o la facción más ultra de la Cope que lidera Jiménez Losantos, o tal vez ambos. En el fondo no son más que viejas, rancias, desusadas y algo patéticas tácticas leninistas que no pueden sorprender a un viejo rockero como este escribidor.
Lo único que hubo en la manifestación contra el terror y por la paz y la libertad fue corear alguna suave ironía como "¿Dónde están los obispos del PP que aquí no se les ve?" y algunas referencias (muy pocas y sin insulto alguno) a las estruéndosas ausencias del alcalde Ruíz de Madrid y de la presidenta Esperanza Aguirre (sí, hombre, la misma que confundió ante periodistas al premio Nobel de Literatura, José Saramago, con una inexistente pintora, Sara Mago -o tal vez era bailarina, no recuerdo).
El comportamiento de la gente en esa manifestación marca y señala la diferencia entre quienes son demócratas y se lo creen o los que simulan serlo y sólo lo son en función de que les vaya muy bien a ellos y a los demás que les zurzan. Lo que más se gritó fue la palabra paz.
domingo, 14 de enero de 2007
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