Estos días se celebran dos reuniones mundiales de signo opuesto. El Foro Económico Mundial y el Foro Social Mundial. El primero se celebra en Davos (Suiza) y el segundo en Nairobi (Kenia). El foro de los ricos reúne unos dos mil quinientos ejecutivos de grandes empresas y corporaciones transnacionales, representantes de gobiernos, potentados financieros, algunos académicos y algunos líderes religiosos. Al foro de los ciudadanos asisten unos 80.000 representantes de un millar de organizaciones sociales y solidarias de más de 100 países. El foro Económico nació en 1971, el Social celebra su séptima edición y se considera el mayor encuentro de organizaciones no gubernamentales y grupos alternativos a la globalización neoliberal que nos invade y sufrimos desde hace un par de décadas.
El Foro Económico este añose preocupa por la seguridad y –dicen- que por el calentamiento global; en tanto que el Foro Social insiste –con datos y más datos- que la globalización neoliberal nos lleva al desastre (más pobreza, más desigualdad, más destrucción lenta y segura del planeta) y que es posible construir otro mundo. Los reunidos en Nairobi trabajan durante al son de la canción de Bob Marley. “Levántate, defiende tus derechos, no abandones la lucha, Los de Davos han hecho un informe previo que más parece un ejercicio cutre de política ficción propio de guionistas de serie B (ó C) de Hollywood, que se convierten en esas horrendas películas con actores y directores superdesconocidos en las que siempre hay tremendos ataques terroristas y similares. Un presunto informe sin documentar sin pruebas, sin siquiera indicios.
Ese presunto informe profetiza una pandemia de gripe aviar con origen en China (que llega a matar un millón de personas en dos años), una ataque terrorista en los estrechos de Malasia contra petroleros (lo que pondrá le precio del petróleo por las nubes con la consiguiente recesión y demás desastres económicos) y el calentamiento global (cuya existencia reconocen 36 años después del nacimiento del Foro de los ricos). Sobre el calentamiento, la catástrofe que predice el presunto informe es que este mismo año, unas inundaciones arruinarán las cosechas del sureste asiático, que producirán graves tensiones en Bangladesh, en tanto que en EE UU los suministros de petróleo se verán interrumpidos, pero (¡menos mal!) cambiará la percepción del cambio climático en general, mientras los parlamentos empiezan a tomar medidas para preservar el medio ambiente, lo que hará subir el gasto público y los déficits fiscales (¡Cielos, el horror neoliberal!), pero puesto que dios aprieta, pero no ahoga, habrá una bajada del mercado inmobiliario y de valores, lo que llevará al crecimiento del ahorro privado en las economías desarrolladas y se empezarán a corregir las desigualdades económicas globales. ¡Menos mal!
Si no fuera porque la situación es grave, sería para reírse, aunque, para ser sinceros, el humorismo y comicidad de dicho informe previo de Davos es de la categoría de Urdaci, reaccionario, incompetente y oportunista director de informativos de TVE en los últimos años del gobierno del PP, pasado a monologuista con menos gracia que una patada en los testículos.
Los del Foro Social se trazan objetivos concretos (estudio de la veloz urbanización de África y sus negativas consecuencias, atajar la pandemia de sida, aminorar las consecuencias civiles de los conflictos bélicos o hacer frente a los tratados injustos de comercio que esquilmarán aún más al antaño denominado Tercer Mundo). Pero, en cambio, los del Foro Económico no son capaces siquiera de reconocer que la raíz de muchos problemas de la Humanidad es el propio sistema económico que eloos defienden y mantienen con tanta alegría, en tanto se enzarzan en estériles ejercicios de imaginación y reafirman “mantenella y no enmendalla” la versión neoliberal del capitalismo. La peor que ha soportado la Humanidad.
Uno no pide la revolución (tal vez porque ya esté mayor), sino que se empiece por reconocer que las dos décadas de imperio globalizador neoliberal han sido un desastre (salvo para una minoría) y vamos hacia atrás. Y procurar poner remedio desde la raíz. Cuando uno está hecho polvo (con mucho dolor, por ejemplo) antes de hallar una terapia que ataje el mal, precisa analgésicos, porque, dicho sea entre nosotros, el dolor no purifica un carajo ni nada por el estilo.
Hasta que sepamos como demonios enmendar este mundo que camina hacia la auto disolución más o menos veloz, volvamos por lo menos al llamado capitalismo de rostro humano, que se siguió desde la crisis del 29 hasta los ochenta. Volvamos a la política por encima de la economía. Volvamos a ciertos controles de la economía. Y, sobre todo, recuperemos qué significa democracia (que no es equivalente a economía de mercado a ultranza, por cierto) más allá de los avances de la mercadotecnia. Por favor.
miércoles, 24 de enero de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario